Padres y maestros, una relación de confianza

Encontré este artículo que reflexiona sobre la relación de los padres y los maestros para un proyecto que ambos deben trabajar, la educación de los hijos.

Si miramos hacia atrás, vemos que antes las familias eran más extensas, sólidas y sufrían menos estrés. 
En cambio, en la sociedad en la que vivimos la estructura familiar se ha debilitado notablemente, y a menudo se encuentran con problemas que afectan a su estabilidad, a pesar de tener una mayor y mejor formación que en el pasado. Hay dificultades para la convivencia, rupturas de matrimonios y otros problemas que hacen realmente difícil educar  a los hijos. Por todo esto, es imprescindible un clima de confianza con el centro donde estén escolarizados los hijos, para buscar junto a los docentes posibles métodos para que la educación de los hijos no se vea resentida por los problemas familiares. 

"La peculiar relación existente entre escuela y familia, exige de ellas una exquisita coordinación. Del mismo modo, la necesidad de personalización para una verdadera formación, y la reciprocidad de la relación establecida, solicitan crecientes grados de participación y comunicación entre ambas instituciones".

Una relación de confianza
Padres y Maestros

La familia es el primer educador y los padres tienen una posición prioritaria en la educación de los hijos.
La confianza entre padres y profesores provoca para ambas partes la posibilidad de estar informado sobre lo que ocurre cuando ellos no están y poder planificar y personalizar más el proceso educativo tanto en casa como en la escuela.

Características de la
relación Familia-Escuela

Los padres:

	Deciden acerca de las cuestiones esenciales desde que se nace, dejando poco a poco el poder de decisión en el niño.
	Eligen el centro educativo y les sitúan en entornos concretos para relacionarse con sus iguales.  Al elegir la escuela, delegan en ella autoridad, funciones y objetivos familiares. Les confían a sus hijos. La confianza entre ambos es fundamental y los padres tienen que tener una actitud activa y participativa, no solo en ocasiones puntuales.
	Crean una cultura familiar en la que se desarrolla la educación del niño y su madurez, adoptando actitudes y valores que aprenden en casa.
	Tienen una relación de intimidad única y pueden influir y modificar comportamientos de los miembros de la familia.
	Son los que pueden conseguir en mayor medida el crecimiento en autonomía de sus hijos y su madurez.

El artículo original lo encontré en la página Educar.org, que es una página que busca el aprendizaje colaborativo mediante comunidades virtuales.